Powered By Blogger
Mostrando entradas con la etiqueta Nagoya. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Nagoya. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿VIDA EN ARMONIA?


(foto de gabriel sanhueza)

Más o menos terminó en Nagoya, Japón la Convención de la ONU sobre Diversidad Biológica, cuyo eslogan oficial era “Vida en armonía”. Unos cuarenta documentos fueron aprobados y quizás lo más importante, se fijó un Plan Estratégico, que tendría que cumplir 20 puntos hasta el 2020.
El plan consiste en proteger y conservar el 17% de las áreas terrestres y el 10% de las áreas marinas. Muchas organizaciones ambientales pedían el 20% para las áreas terrestres y marinas.
Hoy sólo el 13% de la superficie terrestre es protegida y la de los océanos es inferior al 1%. La gran debilidad, sin embargo, es que se trata de un acuerdo no vinculante.
Uno punto de gran controversia fue la utilización de los recursos genéticos de los países pobres. En palabras claras, poner fin a la biopiratería que llevan a cabo las grandes empresas, especialmente las farmacéuticas.
Se logró finalmente la aprobación del Protocolo sobre el Acceso y el Reparto de los Beneficios derivados de la biodiversidad. Este pretende que los beneficios generados por las empresas que procedan de la “reserva de biodiversidad” de los países del sur sean compartidos con estos.
Brasil, Colombia, Bolivia Perú y Venezuela, países “mega biodiversos” que conforman la cuenca amazónica, podrían ser favorecidos con este acuerdo.
Otro avance es la creación de una institución científica de seguimiento del estado de la biodiversidad: la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios del Ecosistema. Este organismo es equivalente al Panel Intergubernamental para el Cambio Climático.
Sin embargo, el texto final sobre biodiversidad y agricultura ignora la recomendación científica de establecer una moratoria sobre la liberación de Organismos Genéticamente Modificados al medio ambiente. Aquí se notó la presión y el lobby de la industria agroalimentaria de grandes países como los Estados Unidos y Brasil, que fue más fuerte que la opinión de la comunidad científica.
Tampoco, más allá de declaraciones de buenas intenciones, quedó claro el sistema de financiamiento de las medidas de protección.
Evidentemente, Nagoya, al igual que Kioto en el caso del clima, aumentará la conciencia sobre la pérdida de la biodiversidad en el planeta. Pero que efectivamente contribuya a proteger las especies y los ecosistemas, está en duda.
Además, sólo se puede proteger bien lo que realmente se conoce. La ciencia hasta hoy ha reconocido 1 millon novecientas mil especies. Pero cada año se descubren miles nuevas, ya sea en la Amazonia o en el fondo de los mares. Estimaciones científicas indica que hasta ahora sólo conocemos entre el 2 y el 10 por ciento de la diversidad biológica del planeta.

5 de noviembre de 2010

miércoles, 20 de octubre de 2010

20% DE AREAS PROTEGIDAS PARA EL 2020


(foto de sylvie bellange)

La décima Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica, acaba de comenzar en Nagoya, Japón. Miles de participantes de 193 países incluidos representantes gubernamentales, líderes empresariales, Organizaciones No Gubernamentales, bajo la batuta de las Naciones Unidas se reúnen para discutir cómo conservar la biodiversidad.
Diversidad biológica o biodiversidad -en ningún caso “biodiversidad biológica” como escribió redundante El Mercurio el pasado martes 19- implica los genes las especies y los ecosistemas que entregan recursos y servicios vitales a la humanidad.
Su importancia es múltiple. De la biodiversidad, tanto silvestre como doméstica, derivan todos los componentes de la dieta humana.
Tiene relevancia económica. Basta con mirar a Chile que es uno de los principales vendedores de biodiversidad del mundo: pesca, bosques, alimentos, vinos, frutas.
Significa medios de subsistencia para las poblaciones locales y sobre todo bien manejada contribuye a la erradicación de la pobreza y al desarrollo sustentable.
Sus componentes son vitales para la salud humana. Más de un tercio de los medicamentos del mundo contienen ingredientes activos extraídos de las plantas y más de 3.000 antibióticos, incluyendo la penicilina y la tetraciclina son obtenidos a partir de microorganismos. ¿Quién sabe si la cura para los males de hoy, como el SIDA, no se encuentra en una planta del bosque nativo chileno?.
La biodiversidad es fundamental en la mantención de los equilibrios ecológicos. Absorbe la contaminación, mantiene la fertilidad y microclima del suelo, purifica el agua, controla la erosión.
Los recursos bióticos juegan un rol en la recreación y en el turismo. Como si fuera poco, con su belleza inspira la creación artística. ¿Y por qué no decirlo?. Favorece el ocio.
Sin embargo, en los últimos 50 años, se han alterado los ecosistemas más rápido y extensamente que en ningún otro lapso de la historia humana. La demanda creciente de alimentos, agua dulce, maderas, fibras y combustible significa una pérdida considerable y en gran medida irreversible de la diversidad de la vida sobre la Tierra.
Chile, no es ninguna excepción. La sobre explotación de recursos naturales, los cambios en el uso del suelo y la contaminación urbana, industrial y agrícola conllevan a la erosión, a la disminución de los caudales y a la sedimentación de los ríos a niveles que impiden que cumplan con sus funciones ecológicas. También a la baja en la pesca, a la pérdida de hábitats naturales, incluyendo el bosque nativo y la degradación del paisaje.
Muchas organizaciones ambientalistas promueven en Nagoya la protección efectiva del 20 por ciento del planeta en 2020. Es decir, la conservación de un quinto de cada uno de los ecosistemas representativos de cada nación. Esta propuesta quiere incluir acuerdos multinacionales sobre las áreas marinas de gran riqueza biológica situadas en aguas internacionales, fuera de la jurisdicción de los países.
Hoy en el mundo las áreas protegidas constituyen el 12% de la superficie terrestre. Chile no alcanza aún el 10 por ciento de la superficie de sus ecosistemas relevantes
Ya el primer día en Nagoya todos concluyeron que la pérdida de la biodiversidad continúa. Muchas de las áreas protegidas que hoy existen no cumplen con objetivos claros de conservación de la diversidad biológica. El sistema actual no es representativo de la relevancia de los ecosistemas. En Chile, por ejemplo, los ecosistemas marinos tienen una representación insignificante.
Y sobre todo, la participación de las comunidades locales, muchas veces indígenas, tanto en la creación como en la administración de las áreas protegidas es insuficiente.
20 de octubre de 2010