(Foto de Gabriel Sanhueza
El gobierno está al borde del ataque de nervios… apenas a un año y 4 meses de su elección. A su falta de credibilidad, a su nula empatía con la ciudadanía empoderada, suma ahora un peligroso tratamiento de las manifestaciones callejeras.
La marcha del pasado jueves 14 fue pacífica. Estuve presente. Hice fotos. Como todos, pude apreciar que decenas de miles de personas marcharon tranquilamente por la Alameda convocados por el Colegio de Profesores y la Confederación de Estudiantes Universitarios (Confech) en rechazo a las propuestas del Ejecutivo en materia de financiamiento universitario y para insistir en que se ponga fin al lucro y se recupere la educación pública.
Reitero, la marcha fue pacífica, hasta la intervención policial pasada las 13.00 horas. Fue una manifestación espectacular, llena de alegría, disfraces, música, carros alegóricos. Fue inmensa, a pesar del invierno y de las vacaciones forzadas por el gobierno para quebrar el movimiento.
Desesperados por ello, se cumplió con lo que el intendente Fernando Echeverría y el alcalde Pablo Zalaquet habían amenazado desde tempranas horas: disolverla por no autorizada, con violencia, a punta de gases lacrimógenos y sobre todo atacando al grueso de la marcha.
El jueves pasado las autoridades de gobierno hicieron abandono de sus deberes. El Ministerio del Interior está para garantizar la libre expresión pública de los ciudadanos. No sólo para eso, sino que tiene además el deber de protegerlos para que se expresen. Los carabineros están para defender a quienes se manifiestan pacíficamente, no para agredir a la gente.
Independiente de que a Zalaquet y a Echeverría les aflore el “pinochetista” que llevan dentro, no creo que sea sólo un tema de falta de manejo y de criterio. Es simplemente la vieja estrategia de incriminar a los manifestantes como vándalos, tratar de poner el énfasis en la violencia de grupo ínfimos y no en las demandas de la inmensa mayoría de la gente.
A un gobierno al borde de la histeria le interesa que los medios destaquen los desmanes y no las demandas sociales que la mayoría de los chilenos apoyan. La prensa escrita diaria, acogió con gusto y sumisión esta tarea.
Estamos ante una provocación burda. Haciendo un paralelo, es como si Rodrigo Hinzpeter, Ministro del Interior prohibiera a los miles de hinchas chilenos viajar a Mendoza a acompañar a la selección, porque dentro de ellos, un pequeño grupo provoca caos y desórdenes en la ciudad trasandina. Lo que realmente ha ocurrido.
Diablos. Lamento haber escrito esto. Capaz que dentro de la torpeza que este gobierno demuestra lo haga y prive a Chile de un apoyo masivo en la Copa América.
15 de julio de 2011
Educación chilena, movimiento estudiantil, marchas callejeras, Rodrigo Hinzpeter, Fernando Echeverría, Pablo Zalaquet
viernes, 15 de julio de 2011
miércoles, 25 de mayo de 2011
HYDROAYSEN: UN PROYECTO PRIMITIVO
“La ciudadanía está empoderada, pero no bien informada”, afirmó el biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne, frente a la mayoritaria oposición al proyecto HidroAysén. Es el mismo ministro que tuiteó atolondradamente, bajándole el perfil a la tragedia de Fukushima y asegurando que la energía nuclear era segura.
Acojo su desafío y si de informar se trata, lo primero que habría que decirle es que se aprobó un proyecto primitivo. Hoy, la comunidad internacional no considera las megacentrales hidroeléctricas como fuentes renovables de energía, por sus excesivos impactos ecológicos, sociales, culturales y económicos, en el corto, mediano y largo plazo.
Tampoco es limpio.
El proyecto HidroAysén generará más de 3.500.000 toneladas de carbono con su represa y otros 9.000.000 millones de toneladas por su línea de transmisión. Esto, por los materiales, combustibles, máquinas y cambios drásticos de uso de suelo que significa su construcción.
La putrefacción posterior de la masa vegetal, en la extensa zona de inundación, generará metano por años, uno de los gases de efecto invernadero más agresivo.
Los embalses retienen nutrientes y sedimentos que sirven a organismos marinos que capturan carbono. HydroAysén, además de contaminar y destruir amplias zonas, matará varios ecosistemas marinos que capturan carbono. El área de influencia puede llegar hasta 300 kilómetros de distancia desde la desembocadura de los ríos hacia el mar.
No es renovable.
HidroAysén tendrá una vida útil de entre 50 y 80 años. Las megarepresas para aprovechar el caudal de los ríos instalan gigantescas paredes de cemento, cortando los cauces naturales y transformando los ríos represas abajo en ríos artificiales.
Con ello destruye su dinámica natural. Rio arriba el agua se estanca y se eutrofica. Cambia su composición química. En la práctica, se pudre, como el agua de una piscina abandonada y las comunidades biológicas inherentes a un ecosistema fluvial mueren. Los nutrientes y sedimentos, que son la base de la vida de las comunidades marinas, quedan atrapados en la presa, no llegan al mar y pierden su función de alimentar a los organismos marinos.
Esta capa de sedimentos y lodo, con el tiempo hacen inoperable las represas. Eliminar todo ese material no es rentable y lo que harán es dejar las estructuras para siempre, ya que desmantelarlas es increíblemente costoso. HidroAysén es un proyecto que genera daños irreversibles.
No es rentable.
HydroAysén se presenta como rentable, pero su evaluación económica no considera los costos ambientales, culturales, ni sociales. Sólo toma en cuenta lo que vale construir el proyecto.
¿Cuántas serán las pérdidas para el turismo?. ¿Qué valor tiene la cultura de una región? ¿Cuánto cuesta sacrificar la Patagonia, un ecosistema único en el planeta? ¿Cuánto vale el paisaje de casi todo el centro sur de Chile, ensombrecido por las líneas de transmisión?. ¿Qué valor tiene cada una de la especies que desaparezcan?.
¿Cuántas perdidas significan para el país la pésima imagen que adquiere Chile estos días en todo el mundo?.
Si estos costos se incluyeran en la evaluación económica, claramente no resulta rentable. HydroAysen internaliza los beneficios y socializa las pérdidas. O sea obtienen sus ganancias, pero los problemas los asumimos todos nosotros, ahora y en el futuro.
El Estudio de Impacto Ambiental y su revisión están viciados.
Con un ardid administrativo, el ex intendente de Aysén, Selim Carrasco, permitió que el estudio fuera revisado sin incorporar ninguna de las miles de observaciones y preguntas de la ciudadanía. Permitió, además, que siguiera en evaluación aunque varios servicios públicos habían manifestado su rechazo al estudio por vacíos de fondo.
Se han adulterado informes de los servicios regionales por parte de los servicios centrales para aprobar el proyecto. CONAF nacional cambió el informe de CONAF Aysén, que rechazaba la iniciativa por su impacto en parques nacionales.
Publicidad engañosa.
El domingo 22 de mayo, recién pasado, HidroAysén compró una página entera en El Mercurio, donde compara la superficie que ocuparían paneles solares fotovoltaicos con la que ocupará el proyecto, para producir la misma energía.
Intencionalmente… o por ignorancia omite las centrales termo solares (CSP), que son hoy las tecnologías modernas que generan electricidad a escala industrial.
Estas centrales ocupan mucho menos espacios que HydroAysén para producir la misma energía, con la diferencia que son renovables, limpias y que en nuestro país, en el desierto de Atacama, existen las mejores condiciones del planeta para desarrollarlas.
En la misma publicidad, al comparar HydroAysén con la superficie que ocupa la producción de energía eólica, vuelve a engañar.No señala que hoy ya existen aerogeneradores de última generación, con una potencia nominal de 6 MW cada uno , que no afectan ni el paisaje ni ocupan gran superficie, ya que se instalan en “granjas” eólicas mar afuera. (offshore).
Quizás Golborne debería dejar de pensar en el pasado, en HydroAysén y en la energía nuclear y mirar hacia Aldeire, en la provincia de Granada, España donde se acaba de inaugurar el complejo termo solar, más grande de Europa y el segundo más grande del mundo. O darse una vuelta por Alemania para enterarse de los gigantescos avances en el desarrollo de la energía eólica.
Un lobby descarado contra las Energías Renovables No Convencionales.
De capitán a paje, o sea de Piñera a Golborne, con el coro de los medios nacionales, repiten que la solución para Chile no son las energías renovables no convencionales. Está claro, que ni en Chile ni en el mundo, las energías renovables pueden satisfacer de un santiamén el consumo actual. Plantear lo contrario es demagogia. Pero, también está claro que funcionan a mucho más corto plazo, con los incentivos que el Estado debe otorgarle. En Alemania, en 10 años estas energías suplirán toda la que hoy produce la energía atómica de ese país. Mucho menos tiempo que lo que demoraría la construcción de HydroAysén.
Actualmente en Chile la capacidad total instalada de energía nominal alcanza los 14.940 MW.
Alemania tiene más de 22.000 MW sólo en capacidad eólica instalada. Es decir, toda la electricidad chilena, más un tercio proviene en ese país del viento.
La libertad energética de Chile está en ese camino. Emprenderlo requiere, sin embargo, vencer las inmensas resistencias y presiones del lobby económico que hoy, en concomitancia con el gobierno, controla el negocio de la energía.
Y de paso, dejaremos de ser vistos como los trogloditas del mundo en materia de energía.
25 de mayo de 2011
Acojo su desafío y si de informar se trata, lo primero que habría que decirle es que se aprobó un proyecto primitivo. Hoy, la comunidad internacional no considera las megacentrales hidroeléctricas como fuentes renovables de energía, por sus excesivos impactos ecológicos, sociales, culturales y económicos, en el corto, mediano y largo plazo.
Tampoco es limpio.
El proyecto HidroAysén generará más de 3.500.000 toneladas de carbono con su represa y otros 9.000.000 millones de toneladas por su línea de transmisión. Esto, por los materiales, combustibles, máquinas y cambios drásticos de uso de suelo que significa su construcción.
La putrefacción posterior de la masa vegetal, en la extensa zona de inundación, generará metano por años, uno de los gases de efecto invernadero más agresivo.
Los embalses retienen nutrientes y sedimentos que sirven a organismos marinos que capturan carbono. HydroAysén, además de contaminar y destruir amplias zonas, matará varios ecosistemas marinos que capturan carbono. El área de influencia puede llegar hasta 300 kilómetros de distancia desde la desembocadura de los ríos hacia el mar.
No es renovable.
HidroAysén tendrá una vida útil de entre 50 y 80 años. Las megarepresas para aprovechar el caudal de los ríos instalan gigantescas paredes de cemento, cortando los cauces naturales y transformando los ríos represas abajo en ríos artificiales.
Con ello destruye su dinámica natural. Rio arriba el agua se estanca y se eutrofica. Cambia su composición química. En la práctica, se pudre, como el agua de una piscina abandonada y las comunidades biológicas inherentes a un ecosistema fluvial mueren. Los nutrientes y sedimentos, que son la base de la vida de las comunidades marinas, quedan atrapados en la presa, no llegan al mar y pierden su función de alimentar a los organismos marinos.
Esta capa de sedimentos y lodo, con el tiempo hacen inoperable las represas. Eliminar todo ese material no es rentable y lo que harán es dejar las estructuras para siempre, ya que desmantelarlas es increíblemente costoso. HidroAysén es un proyecto que genera daños irreversibles.
No es rentable.
HydroAysén se presenta como rentable, pero su evaluación económica no considera los costos ambientales, culturales, ni sociales. Sólo toma en cuenta lo que vale construir el proyecto.
¿Cuántas serán las pérdidas para el turismo?. ¿Qué valor tiene la cultura de una región? ¿Cuánto cuesta sacrificar la Patagonia, un ecosistema único en el planeta? ¿Cuánto vale el paisaje de casi todo el centro sur de Chile, ensombrecido por las líneas de transmisión?. ¿Qué valor tiene cada una de la especies que desaparezcan?.
¿Cuántas perdidas significan para el país la pésima imagen que adquiere Chile estos días en todo el mundo?.
Si estos costos se incluyeran en la evaluación económica, claramente no resulta rentable. HydroAysen internaliza los beneficios y socializa las pérdidas. O sea obtienen sus ganancias, pero los problemas los asumimos todos nosotros, ahora y en el futuro.
El Estudio de Impacto Ambiental y su revisión están viciados.
Con un ardid administrativo, el ex intendente de Aysén, Selim Carrasco, permitió que el estudio fuera revisado sin incorporar ninguna de las miles de observaciones y preguntas de la ciudadanía. Permitió, además, que siguiera en evaluación aunque varios servicios públicos habían manifestado su rechazo al estudio por vacíos de fondo.
Se han adulterado informes de los servicios regionales por parte de los servicios centrales para aprobar el proyecto. CONAF nacional cambió el informe de CONAF Aysén, que rechazaba la iniciativa por su impacto en parques nacionales.
Publicidad engañosa.
El domingo 22 de mayo, recién pasado, HidroAysén compró una página entera en El Mercurio, donde compara la superficie que ocuparían paneles solares fotovoltaicos con la que ocupará el proyecto, para producir la misma energía.
Intencionalmente… o por ignorancia omite las centrales termo solares (CSP), que son hoy las tecnologías modernas que generan electricidad a escala industrial.
Estas centrales ocupan mucho menos espacios que HydroAysén para producir la misma energía, con la diferencia que son renovables, limpias y que en nuestro país, en el desierto de Atacama, existen las mejores condiciones del planeta para desarrollarlas.
En la misma publicidad, al comparar HydroAysén con la superficie que ocupa la producción de energía eólica, vuelve a engañar.No señala que hoy ya existen aerogeneradores de última generación, con una potencia nominal de 6 MW cada uno , que no afectan ni el paisaje ni ocupan gran superficie, ya que se instalan en “granjas” eólicas mar afuera. (offshore).
Quizás Golborne debería dejar de pensar en el pasado, en HydroAysén y en la energía nuclear y mirar hacia Aldeire, en la provincia de Granada, España donde se acaba de inaugurar el complejo termo solar, más grande de Europa y el segundo más grande del mundo. O darse una vuelta por Alemania para enterarse de los gigantescos avances en el desarrollo de la energía eólica.
Un lobby descarado contra las Energías Renovables No Convencionales.
De capitán a paje, o sea de Piñera a Golborne, con el coro de los medios nacionales, repiten que la solución para Chile no son las energías renovables no convencionales. Está claro, que ni en Chile ni en el mundo, las energías renovables pueden satisfacer de un santiamén el consumo actual. Plantear lo contrario es demagogia. Pero, también está claro que funcionan a mucho más corto plazo, con los incentivos que el Estado debe otorgarle. En Alemania, en 10 años estas energías suplirán toda la que hoy produce la energía atómica de ese país. Mucho menos tiempo que lo que demoraría la construcción de HydroAysén.
Actualmente en Chile la capacidad total instalada de energía nominal alcanza los 14.940 MW.
Alemania tiene más de 22.000 MW sólo en capacidad eólica instalada. Es decir, toda la electricidad chilena, más un tercio proviene en ese país del viento.
La libertad energética de Chile está en ese camino. Emprenderlo requiere, sin embargo, vencer las inmensas resistencias y presiones del lobby económico que hoy, en concomitancia con el gobierno, controla el negocio de la energía.
Y de paso, dejaremos de ser vistos como los trogloditas del mundo en materia de energía.
25 de mayo de 2011
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viernes, 6 de mayo de 2011
¿Y “EL FUTURO ESPLENDOR”*

(Foto de Gabriel Sanhueza)
El mar chileno es una de las cinco zonas pesqueras más productivas y diversas del planeta y nuestro país constituye la sexta pesquería más importante a nivel mundial.
Sin embargo, esa inmensa riqueza no beneficia a su gente, no genera trabajo digno, ni menos alimenta a los chilenos. Sólo un puñado de empresas se enriquece con las rentas que genera la industria pesquera en Chile, dejando de paso un mar arrasado.
Tenemos récords dudosos, que dan vergüenza ajena. Somos, después del Perú, el segundo exportador mundial de harina y aceite de pescado. Es decir, uno de los mayores vendedores de proteína animal del planeta, producto sin mayor valor agregado.
Hacemos harina nuestros recursos hidrobiológicos para alimentar pollos ajenos. Paradojalmente, apenas consumimos 7 kilos de pescado per cápita al año. Los peruanos llegan a los 22, los españoles a los 30 y los japoneses (antes de Fukushima) a los 50 kilos.
Somos el segundo país exportador de salmón y trucha de cultivo en el mundo y el primero en América Latina en el desarrollo de la acuicultura.
Nada de eso sin embargo, favorece a la ciudadanía, a las comunidades costeras, a los pueblos originarios, a los consumidores. Por el contrario, hoy, por primera vez, se reconoce que vivimos una grave crisis pesquera, donde prácticamente más del cuarenta por ciento de los recursos están colapsados. Otro 18 por ciento está siendo capturado a sus niveles máximos, y cerca del 40 por ciento se encuentra sobre explotado.
Tomemos, por ejemplo, el jurel, base de la fortuna del Grupo Angelini,** pasó de capturas equivalente a 4 millones y medio de toneladas en el año 1995 a sólo 300 mil toneladas el año pasado. Trescientos mil toneladas de juveniles, porque los jureles que hoy se capturan son minúsculos. En pocos años disminuyeron de 60 centímetros de largo a escuálidos 21.
Expertos aseguran que ya hemos perdido un 80 por ciento de la biomasa marina, y que su recuperación significará por lo menos 15 años.
La pregunta lógica que los chilenos debemos hacernos, es ¿Cuál es el sentido de explotar ese mar tan rico que la naturaleza nos dio?. ¿Enriquecer los bolsillos de unas pocas grandes compañías? ¿de SPK Angelini?, ¿de Pesquera Camachanca? ¿de pesquera Bio Bio?, ¿de San Jorge?.
De nuevo la pregunta, ¿Cuál es el sentido de arrasar con los recursos hidrobiológicos?. ¿Qué tres grandes conglomerados se apoderen del 95% de los jureles, mientras 100 mil pescadores artesanales empobrecidos se quedan con el 5 por ciento restante?.
Una pesquería sustentable debe, por lo menos, cumplir con tres requisitos básicos: Alimentar a sus habitantes, sin encarecer el precio de los productos. El jurel, comida de los pobres en Chile, ha duplicado su precio en los últimos años.
Segundo: cuidar y conservar en el tiempo los recursos marinos.
Y tercero: crear fuentes de trabajo estable. Lo que hoy tampoco ocurre porque la política industrial depredadora ha significado la pérdida de miles de empleos.
Lo lamentable en toda esta historia es que fue la Concertación, el gobierno de Ricardo Lagos, el que privatizo el mar regalándoselo a estos grandes conglomerados. Escribo regalo, porque se quedaron con recursos de todos nosotros, pagando al fisco un irrisorio 3% de las ventas que realizan.
El 2012 se tiene que revisar esta privatización que significó la entrega de cuotas de capturas individuales intransferibles.
A todas luces en estos 10 años el sistema no estuvo a la altura de una pesquería sustentable: no logró conservar los recursos que pertenecen a todos los chilenos, tampoco logró mantener y mejorar los empleos del sector, y más aún pone en riesgo la situación alimentaria de los habitantes.
En las próximas semanas el gobierno deberá enviar al Congreso un proyecto de ley que determine si nuestro mar seguirá siendo destruido por unos cuantos industriales o si el estado deja de regalar las rentas de la pesca y asume una política que asegure su sustentabilidad, detenga la sobreexplotación de los recursos y favorezca la administración de los recursos pesqueros para el bien del país.
6 de mayo de 2011
*El himno nacional de Chile, dice “y ese mar que tranquilo te baña te promete futuro esplendor.
**El fundador Anacleto Angelini, fallecido el 2007, era el hombre más rico de Chile y de Latinoamérica.
viernes, 8 de abril de 2011
FUKUSHIMA: Y ESE MAR QUE TRANQUILOS CONTAMINAN
La cadena de errores no se detiene en Fukushima. En los últimos días comenzaron a contaminar el océano Pacífico, lo que se suma al peligro aún existente de la fusión total de los reactores 2 y 3 y a la radiactividad atmosférica.
La radiactividad afectará los ecosistemas marinos, con efectos difíciles de evaluar, ya que no existen precedentes de este tipo de vertidos al mar. La extensión de la contaminación dependerá de las corrientes marinas en la zona y probablemente alcance cientos de kilómetros cuadrados. Hay que añadir el hecho de que los peces se desplazan, lo que extenderá la radiactividad mucho más allá de la zona del vertido inicial.
La contaminación del Pacífico y de los bancos pesqueros de la zona introduce una nueva variable en la tragedia de Fukushima. Ya está claro que no será posible el consumo del pescado procedente de Japón. La contaminación obligará a una veda de la pesca en la zona por tiempo indefinido. Incluso, cuando en el futuro la radiactividad haya disminuido, será necesario controlar por años el pescado capturado para ver si es apto para el consumo humano.
La catástrofe tiene una cara doble: afecta la economía pesquera no sólo del Japón, sino de otros países que explotan los bancos de peces de la zona y, por otro, infringe un daño aún desconocido a los ecosistemas marinos.
Los expertos coinciden en que no se puede calcular el efecto del agua radiactiva vertida al Pacífico hasta no tener datos exactos. No obstante, está claro que los isótopos llegarán a la cadena alimentaria. Su dimensión no se conoce aún, pues los datos de TEPCO y del Gobierno japonés son contradictorios y, en parte, escasos.
Lo que sí reconocen es que 11.500 toneladas de agua radiactiva fueron lanzada voluntariamente al océano Pacífico, a las que se suma el vertido accidental, por más de dos días, a razón de 7.000 mil litros por hora procedentes del reactor número 2. O sea unas 400 toneladas más.
El agua vertida voluntariamente viene del intento de enfriamiento de los reactores y está contaminada con yodo, que emitirá radiactividad durante unos 160 días, y por cesio, que será radio tóxico por más de 100 años. Según mediciones de TEPCO, el nivel de yodo radiactivo en el agua de mar llegó a superar 7,5 millones de veces el límite legalmente permitido. Con partículas de estroncio y plutonio también hay que contar. Dependiendo de su volumen, su difusión será mayor o menor.
Este derrame se hizo para habilitar espacio para líquidos aún más radiactivos como el agua que se escapaba del reactor dos. TEPCO, siguiendo con su política de parche, intentó controlar esa fuga gravísima mediante la inyección de hormigón, lo que no funcionó. Un día después trataron de inyectar polímeros absorbentes, lo que tampoco funcionó. Finalmente, se logró controlar la fuga con un compuesto de silicato sódico. Si esto es un éxito, nadie lo puede asegurar. No se sabe si resistirá otro sismo o si no hay otras fugas en la planta nuclear.
Esta agua está altamente contaminada, porque ha estado en contacto con el núcleo o con el combustible utilizado. Si ha arrastrado consigo compuestos procedentes del combustible gastado, la radiactividad podría persistir durante miles de años.
La falta de previsión de TEPCO sigue siendo escalofriante. El vertido voluntario de 11.500 toneladas es porque refrigeró los reactores con agua de mar sin haber habilitado suficiente espacio para almacenarla. Esta agua debería haber sido tratada como un residuo radiactivo y almacenada como tal. Pero el vertido accidental y la falta de espacio obligaron a la evacuación. El bombear el agua al mar es un reconocimiento de que no tenía otra alternativa. Pero estamos casi a un mes del accidente. Se habrían podido construir reservorios para almacenar temporalmente el agua. La variante de echarla al mar fue la peor de todas.
8 de abril de 2011
La radiactividad afectará los ecosistemas marinos, con efectos difíciles de evaluar, ya que no existen precedentes de este tipo de vertidos al mar. La extensión de la contaminación dependerá de las corrientes marinas en la zona y probablemente alcance cientos de kilómetros cuadrados. Hay que añadir el hecho de que los peces se desplazan, lo que extenderá la radiactividad mucho más allá de la zona del vertido inicial.
La contaminación del Pacífico y de los bancos pesqueros de la zona introduce una nueva variable en la tragedia de Fukushima. Ya está claro que no será posible el consumo del pescado procedente de Japón. La contaminación obligará a una veda de la pesca en la zona por tiempo indefinido. Incluso, cuando en el futuro la radiactividad haya disminuido, será necesario controlar por años el pescado capturado para ver si es apto para el consumo humano.
La catástrofe tiene una cara doble: afecta la economía pesquera no sólo del Japón, sino de otros países que explotan los bancos de peces de la zona y, por otro, infringe un daño aún desconocido a los ecosistemas marinos.
Los expertos coinciden en que no se puede calcular el efecto del agua radiactiva vertida al Pacífico hasta no tener datos exactos. No obstante, está claro que los isótopos llegarán a la cadena alimentaria. Su dimensión no se conoce aún, pues los datos de TEPCO y del Gobierno japonés son contradictorios y, en parte, escasos.
Lo que sí reconocen es que 11.500 toneladas de agua radiactiva fueron lanzada voluntariamente al océano Pacífico, a las que se suma el vertido accidental, por más de dos días, a razón de 7.000 mil litros por hora procedentes del reactor número 2. O sea unas 400 toneladas más.
El agua vertida voluntariamente viene del intento de enfriamiento de los reactores y está contaminada con yodo, que emitirá radiactividad durante unos 160 días, y por cesio, que será radio tóxico por más de 100 años. Según mediciones de TEPCO, el nivel de yodo radiactivo en el agua de mar llegó a superar 7,5 millones de veces el límite legalmente permitido. Con partículas de estroncio y plutonio también hay que contar. Dependiendo de su volumen, su difusión será mayor o menor.
Este derrame se hizo para habilitar espacio para líquidos aún más radiactivos como el agua que se escapaba del reactor dos. TEPCO, siguiendo con su política de parche, intentó controlar esa fuga gravísima mediante la inyección de hormigón, lo que no funcionó. Un día después trataron de inyectar polímeros absorbentes, lo que tampoco funcionó. Finalmente, se logró controlar la fuga con un compuesto de silicato sódico. Si esto es un éxito, nadie lo puede asegurar. No se sabe si resistirá otro sismo o si no hay otras fugas en la planta nuclear.
Esta agua está altamente contaminada, porque ha estado en contacto con el núcleo o con el combustible utilizado. Si ha arrastrado consigo compuestos procedentes del combustible gastado, la radiactividad podría persistir durante miles de años.
La falta de previsión de TEPCO sigue siendo escalofriante. El vertido voluntario de 11.500 toneladas es porque refrigeró los reactores con agua de mar sin haber habilitado suficiente espacio para almacenarla. Esta agua debería haber sido tratada como un residuo radiactivo y almacenada como tal. Pero el vertido accidental y la falta de espacio obligaron a la evacuación. El bombear el agua al mar es un reconocimiento de que no tenía otra alternativa. Pero estamos casi a un mes del accidente. Se habrían podido construir reservorios para almacenar temporalmente el agua. La variante de echarla al mar fue la peor de todas.
8 de abril de 2011
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jueves, 31 de marzo de 2011
FUKUSHIMA FUERA DE CONTROL
En la tragedia de Fukushima hay que leer entre líneas. Escudriñar las confusas estadísticas que la operadora nuclear, Tokyo Electric Power (Tepco), entrega a gotas. Mirar lo que señalan los expertos internacionales; las agencias noticiosas responsables, como Kyodo News; escuchar las aseveraciones de las organizaciones ambientalistas.... y luego sacar conclusiones propias.
La primera es que ha habido una cadena de errores fatales, que aún no termina. A tres semanas de la crisis queda en evidencia que ésta ha sido manejada de una manera caótica, para decir lo menos.
El mundo entero vio como en forma desesperada helicópteros vaciaban agua de mar sobre los reactores, mientras carros cisternas con largas mangueras, intentaban bajar la temperatura de los reactores atómicos en proceso de derretimiento. La pregunta, es ¿en qué manual del manejo atómico aparecen esas acciones para enfrentar una catástrofe de esta naturaleza?. La respuesta es: en absolutamente ninguno.
Otros se preguntan, ¿por que cuando Tepco decidió comenzar a enfriar los reactores con agua de mar, no tomó al mismo tiempo las providencias para obtener agua dulce y continuar el proceso?. Esa descoordinación fue fatal, porque la sal marina se cristalizó en la superficie de las barras de combustibles de los reactores, impidiendo hasta hoy un enfriamiento real. El agua dulce habría ayudado hace más de 10 días a reducir el problema.
Los días pasan y la población japonesa e internacional sigue sin saber cuál es la real proporción de la catástrofe. Las conjeturas continúan, mientras el gobierno y los administradores de los reactores, siguen mostrando una descoordinación que da miedo.
Las advertencia a la población civil también dejan mucho que desear. Tuvieron que pasar más de dos semanas para que el gobierno entregara las mediciones de la contaminación radiactiva del aire, del agua, de la leche y las verduras. Resultados, que no se han entregado en forma sistemática, es decir día a día, como ocurrió en muchos países de Europa central después del desastre de Chernóbil.
Todos podemos ver que las mediciones de la contaminación liberada son esporádicas y contradictorias, señalando majaderamente que no significan peligro para la salud humana.
La verdad es que en Fukushima hay radiaciones que en poco tiempo pueden ser mortales para los seres humanos. Hace un día, datos oficiales de de las autoridades atómicas responsables del Japón, entregadas en forma sibilina, indicaban que basta con que un ser humano se exponga un cuarto de hora a esa radiación, para que, con un cincuenta por ciento de seguridad, fallezca en pocas semanas.
¿Dónde está la verdad?. El Instituto Central de Meteorología y Geodinámica (ZAMG) de Austria asegura que las emisiones de radioisótopos volátiles de yodo y cesio son en la magnitud de la catástrofe de Chernóbil. Por su parte, el Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear (IRSN), de Francia a dos semanas del terremoto estimaba en un dieciseisavo las emisiones japonesas comparadas con las de Chernóbil.
Lo más terrible, aún no se sabe cómo y por donde la radioactividad llega al medio ambiente. Durante días aseguraron que los contenedores estaban intactos. Hoy todo el mundo sabe que no es así.
En los últimos días la situación se ha complicado más, al descubrirse en el suelo plutonio, el más radio toxico de todos las elementos del reactor.
Da la impresión que desde el 11 de marzo los responsables van detrás de los acontecimientos. Nadie sabe el plan para los próximos días, semanas o meses venideros.
Resulta incomprensible, por otra parte, que se nieguen tozudamente a la extensión de la zona de evacuación, por lo menos en un radio de cuarenta kilómetros, considerando el drástico aumento de la radiación local. El yodo 131 supera en más de cuatro mil veces el límite legal. Mientras más lejos esté la gente de la central destruida, más posibilidades tiene de no contaminarse radioactivamente.
31 de marzo de 2011
La primera es que ha habido una cadena de errores fatales, que aún no termina. A tres semanas de la crisis queda en evidencia que ésta ha sido manejada de una manera caótica, para decir lo menos.
El mundo entero vio como en forma desesperada helicópteros vaciaban agua de mar sobre los reactores, mientras carros cisternas con largas mangueras, intentaban bajar la temperatura de los reactores atómicos en proceso de derretimiento. La pregunta, es ¿en qué manual del manejo atómico aparecen esas acciones para enfrentar una catástrofe de esta naturaleza?. La respuesta es: en absolutamente ninguno.
Otros se preguntan, ¿por que cuando Tepco decidió comenzar a enfriar los reactores con agua de mar, no tomó al mismo tiempo las providencias para obtener agua dulce y continuar el proceso?. Esa descoordinación fue fatal, porque la sal marina se cristalizó en la superficie de las barras de combustibles de los reactores, impidiendo hasta hoy un enfriamiento real. El agua dulce habría ayudado hace más de 10 días a reducir el problema.
Los días pasan y la población japonesa e internacional sigue sin saber cuál es la real proporción de la catástrofe. Las conjeturas continúan, mientras el gobierno y los administradores de los reactores, siguen mostrando una descoordinación que da miedo.
Las advertencia a la población civil también dejan mucho que desear. Tuvieron que pasar más de dos semanas para que el gobierno entregara las mediciones de la contaminación radiactiva del aire, del agua, de la leche y las verduras. Resultados, que no se han entregado en forma sistemática, es decir día a día, como ocurrió en muchos países de Europa central después del desastre de Chernóbil.
Todos podemos ver que las mediciones de la contaminación liberada son esporádicas y contradictorias, señalando majaderamente que no significan peligro para la salud humana.
La verdad es que en Fukushima hay radiaciones que en poco tiempo pueden ser mortales para los seres humanos. Hace un día, datos oficiales de de las autoridades atómicas responsables del Japón, entregadas en forma sibilina, indicaban que basta con que un ser humano se exponga un cuarto de hora a esa radiación, para que, con un cincuenta por ciento de seguridad, fallezca en pocas semanas.
¿Dónde está la verdad?. El Instituto Central de Meteorología y Geodinámica (ZAMG) de Austria asegura que las emisiones de radioisótopos volátiles de yodo y cesio son en la magnitud de la catástrofe de Chernóbil. Por su parte, el Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear (IRSN), de Francia a dos semanas del terremoto estimaba en un dieciseisavo las emisiones japonesas comparadas con las de Chernóbil.
Lo más terrible, aún no se sabe cómo y por donde la radioactividad llega al medio ambiente. Durante días aseguraron que los contenedores estaban intactos. Hoy todo el mundo sabe que no es así.
En los últimos días la situación se ha complicado más, al descubrirse en el suelo plutonio, el más radio toxico de todos las elementos del reactor.
Da la impresión que desde el 11 de marzo los responsables van detrás de los acontecimientos. Nadie sabe el plan para los próximos días, semanas o meses venideros.
Resulta incomprensible, por otra parte, que se nieguen tozudamente a la extensión de la zona de evacuación, por lo menos en un radio de cuarenta kilómetros, considerando el drástico aumento de la radiación local. El yodo 131 supera en más de cuatro mil veces el límite legal. Mientras más lejos esté la gente de la central destruida, más posibilidades tiene de no contaminarse radioactivamente.
31 de marzo de 2011
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Tokyo Electric Power (Tepco)
viernes, 18 de marzo de 2011
48 HORAS DECISIVAS EN FUKUSHIMA
Si se puede impedir aún el gran desastre atómico en Japón se verá en las próximas 48 horas. A más tardar este fin de semana se sabrá si aún es posible hacer algo en los semi destruidos reactores. „Hacer algo” significa enfriarlos. Si eso no se logra, la catástrofe será mayor.
Aunque la Tokyo Electric Power Company sigue entregando información vaga e imprecisa, la preocupación principal de los expertos internacionales es la situación en que se encuentran las piscinas de combustibles usadas en las distintas unidades.
Se cree que incluso pueden haber llegado a vaciarse por completo.
El combustible gastado, debe mantenerse refrigerado en forma constante en inmensos contenedores con agua. Si no hay agua, se calienta y emite enorme cantidades de radiactividad, especialmente cuando el combustible es una mezcla de uranio y plutonio, como es el caso del reactor 3.
Crítica es también la situación en el reactor 4, que al momento del terremoto estaba desconectado por razones de mantenimiento. La gran cantidad de barras de combustibles se encontraba en piscinas, en las que se presume hoy no hay agua o hay muy poca. El martes pasado se originó allí un incendio y luego una explosion que dejó una gran grieta en la pared del edificio. Al día siguiente, o sea el miércoles, se produjo un nuevo incendio, que destruyó gran parte de la sala del reactor. Desde entonces, dos trabajadores se encuentran desaparecidos.
Si en los próximas 48 horas no se lográ allí elevar el nivel de agua de las piscinas donde se encuentra el combustible atómico utilizado, la liberación de la radioctividad será enorme. Esa es la lucha desesperada que llevan a cabo los helicópteros y los bomberos japoneses.
Si no lo logran, las barras de combustibles estarán prácticamente al aire libre,lo que hará imposible que alguén se acerque. En la práctica no habrá nada más que hacer. „Alea jacta est“.
18 de marzo de 2011
Aunque la Tokyo Electric Power Company sigue entregando información vaga e imprecisa, la preocupación principal de los expertos internacionales es la situación en que se encuentran las piscinas de combustibles usadas en las distintas unidades.
Se cree que incluso pueden haber llegado a vaciarse por completo.
El combustible gastado, debe mantenerse refrigerado en forma constante en inmensos contenedores con agua. Si no hay agua, se calienta y emite enorme cantidades de radiactividad, especialmente cuando el combustible es una mezcla de uranio y plutonio, como es el caso del reactor 3.
Crítica es también la situación en el reactor 4, que al momento del terremoto estaba desconectado por razones de mantenimiento. La gran cantidad de barras de combustibles se encontraba en piscinas, en las que se presume hoy no hay agua o hay muy poca. El martes pasado se originó allí un incendio y luego una explosion que dejó una gran grieta en la pared del edificio. Al día siguiente, o sea el miércoles, se produjo un nuevo incendio, que destruyó gran parte de la sala del reactor. Desde entonces, dos trabajadores se encuentran desaparecidos.
Si en los próximas 48 horas no se lográ allí elevar el nivel de agua de las piscinas donde se encuentra el combustible atómico utilizado, la liberación de la radioctividad será enorme. Esa es la lucha desesperada que llevan a cabo los helicópteros y los bomberos japoneses.
Si no lo logran, las barras de combustibles estarán prácticamente al aire libre,lo que hará imposible que alguén se acerque. En la práctica no habrá nada más que hacer. „Alea jacta est“.
18 de marzo de 2011
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Tokio Electric Power Company
martes, 15 de marzo de 2011
RADIACION NUCLEAR: VIVIENDO CON EL ENEMIGO
El comisario europeo de la Energía, Günther Oettinger, ha calificado de "apocalipsis" el accidente nuclear de Japón y asegura que las autoridades locales han perdido el control de la situación en la central de Fukushima. La radiación puede alcanzar niveles peligrosos para la vida. No sólo para vida humana. Para la vida en general.
Los principales elementos radioactivos liberados en Fukushima son:
Yodo: El yodo en su forma natural es muy importante para el organismo humano. Se encuentra sobre todo en los mariscos y en los pescados. La tiroides es el órgano que procesa el yodo natural. En las reacciones de fisión en un reactor nuclear o en una explosión nuclear surgen los isótopos de yodo radiactivo o yodo-131. Esta sustancia cuando se libera en el medio ambiente es acumulada en la tiroides de los seres humanos, glándula que no puede diferenciarlo del natural.
El yodo radioactivo es una sustancia muy volátil que puede ser rápidamente transportado a largas distancias por el aire. En Chernóbil, en las primeras semanas después de la catástrofe, fue la principal fuente de contaminación de los alimentos, por ejemplo de la leche fresca. La vida media de yodo-131 es de 8,2 días. Después de ese lapso su presencia en el aire se reduce en un 50 por ciento y así sucesivamente.
La repartición de tabletas de yoduro de potasio, conocidas popularmente como pastillas de yodo es para “bloquear” la glándula tiroides de la absorción del yodo radioactivo y prevenir así la aparición de posibles futuros cánceres.
Cesio: Existe en pequeñas cantidades en la naturaleza. Pero el isotopo radioactivo cesio-137 es producido por la fisión nuclear. Después de la catástrofe de Chernóbil, hace 25 años, se escapó al medio ambiente. El mismo que en Japón ya puede estar en la atmosfera o en las aguas evacuadas procedentes del núcleo del reactor, por el desastre nuclear en marcha.
Libre en el entorno es absorbido por los animales y las plantas. Así puede llegar a los alimentos, a las carnes y al pescado, a la leche y a las verduras.
Las altas concentraciones de cesio-137 dañan el tejido muscular y los riñones de los seres humanos. Se distribuye con rapidez por el cuerpo de manera que contamina todo el organismo. Tiene una vida media de 30 años, es decir ese es el tiempo que transcurre para que la cantidad original presente en el medio ambiente se reduzca a la mitad.
Plutonio: Este metal pesado, radioactivo y altamente tóxico, es utilizado como combustible en los reactores nucleares. En la naturaleza existe en ínfimas cantidades, pero surge en cualquier reactor nuclear como un subproducto de la fisión de los átomos de uranio. Su vida media tiene la friolera de 24.000 años. Después de ese lapso su radioactividad se ha reducido a la mitad. Si el plutonio es captado por el organismo puede provocar diferentes tipos cánceres.
Radioactividad: Es la propiedad de ciertos núcleos atómicos para transformarse, sin influencia externa en otros núcleos. Esta energía se emite en forma de rayos alfa, beta o gamma. Es producto de reacciones nucleares en los reactores. La radioactividad no se puede probar, sentir, oler o ver.
La radioactividad puede destruir las células del cuerpo de manera irreversible. El daño depende de la duración, la naturaleza, el tejido afectado y de la intensidad de la radiación. Los expertos distinguen entre los efectos agudos y tardíos. Ya la radiación en dosis bajas puede provocar mutaciones genéticas y por lo tanto causar cáncer a largo plazo, como la leucemia y el cáncer de tiroides. Las dosis altas causan fiebre, náuseas, ardor de la piel y la boca, pérdida de cabello, hemorragias internas y la muerte.
15 de marzo de 2011
Los principales elementos radioactivos liberados en Fukushima son:
Yodo: El yodo en su forma natural es muy importante para el organismo humano. Se encuentra sobre todo en los mariscos y en los pescados. La tiroides es el órgano que procesa el yodo natural. En las reacciones de fisión en un reactor nuclear o en una explosión nuclear surgen los isótopos de yodo radiactivo o yodo-131. Esta sustancia cuando se libera en el medio ambiente es acumulada en la tiroides de los seres humanos, glándula que no puede diferenciarlo del natural.
El yodo radioactivo es una sustancia muy volátil que puede ser rápidamente transportado a largas distancias por el aire. En Chernóbil, en las primeras semanas después de la catástrofe, fue la principal fuente de contaminación de los alimentos, por ejemplo de la leche fresca. La vida media de yodo-131 es de 8,2 días. Después de ese lapso su presencia en el aire se reduce en un 50 por ciento y así sucesivamente.
La repartición de tabletas de yoduro de potasio, conocidas popularmente como pastillas de yodo es para “bloquear” la glándula tiroides de la absorción del yodo radioactivo y prevenir así la aparición de posibles futuros cánceres.
Cesio: Existe en pequeñas cantidades en la naturaleza. Pero el isotopo radioactivo cesio-137 es producido por la fisión nuclear. Después de la catástrofe de Chernóbil, hace 25 años, se escapó al medio ambiente. El mismo que en Japón ya puede estar en la atmosfera o en las aguas evacuadas procedentes del núcleo del reactor, por el desastre nuclear en marcha.
Libre en el entorno es absorbido por los animales y las plantas. Así puede llegar a los alimentos, a las carnes y al pescado, a la leche y a las verduras.
Las altas concentraciones de cesio-137 dañan el tejido muscular y los riñones de los seres humanos. Se distribuye con rapidez por el cuerpo de manera que contamina todo el organismo. Tiene una vida media de 30 años, es decir ese es el tiempo que transcurre para que la cantidad original presente en el medio ambiente se reduzca a la mitad.
Plutonio: Este metal pesado, radioactivo y altamente tóxico, es utilizado como combustible en los reactores nucleares. En la naturaleza existe en ínfimas cantidades, pero surge en cualquier reactor nuclear como un subproducto de la fisión de los átomos de uranio. Su vida media tiene la friolera de 24.000 años. Después de ese lapso su radioactividad se ha reducido a la mitad. Si el plutonio es captado por el organismo puede provocar diferentes tipos cánceres.
Radioactividad: Es la propiedad de ciertos núcleos atómicos para transformarse, sin influencia externa en otros núcleos. Esta energía se emite en forma de rayos alfa, beta o gamma. Es producto de reacciones nucleares en los reactores. La radioactividad no se puede probar, sentir, oler o ver.
La radioactividad puede destruir las células del cuerpo de manera irreversible. El daño depende de la duración, la naturaleza, el tejido afectado y de la intensidad de la radiación. Los expertos distinguen entre los efectos agudos y tardíos. Ya la radiación en dosis bajas puede provocar mutaciones genéticas y por lo tanto causar cáncer a largo plazo, como la leucemia y el cáncer de tiroides. Las dosis altas causan fiebre, náuseas, ardor de la piel y la boca, pérdida de cabello, hemorragias internas y la muerte.
15 de marzo de 2011
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