Con el discurso hecho… y quizás hasta con los crespos, se quedó el comerciante chileno-alemán Horst Paulmann, quién era el principal orador en la cena anual “Hermanos Grimm” del Club de Leones de Kassel, que debía realizarse el pasado viernes 24 de febrero.
A horas de su realización, la cena se suspendió. Oficialmente por razones de seguridad. La verdad es que fue por el repudio transversal que despertó la invitación de tan controvertido personaje.
Académicos y estudiantes, así como periodistas y medios de comunicación encontraron éticamente inaceptable esa invitación. Primero, porque Paulmann durante años fue socio comercial de la Colonia Dignidad. Una secta internacionalmente conocida por los abusos sexuales cometidos a los niños y por ser un lugar de tortura durante la dictadura de Pinochet.
Paulmann vendía en sus supermercados el pan, la miel y los productos provenientes de la Colonia, sin ningún tipo de escrúpulos.
Segundo, por las prácticas laborales de Cencosud, el imperio de Paulmann, que llegan incluso a encerrar por la noche a los trabajadores de los supermercados Santa Isabel, para impedir posibles robos; u obligan a las cajeras a usar pañales para que no necesiten ir al baño durante la jornada de trabajo.
En Kassel se supo todo. Los estudiantes averiguaron que Paulmann, nacido en esa ciudad, era hijo de Werner Paulmann, miembro de las SS y presidente del Tribunal Correccional de Kassel. Obviamente que el hijo no tiene la culpa del pasado nazi de su progenitor, pero es feo que siempre lo haya ocultado inventando otras historias.
Los medios germanos recordaron las alabanzas de Paulmann al dictador Pinochet, a cuyo entierro acudió profundamente conmovido. Se volvió a reproducir una entrevista con el Süddeutsche Zeitung, uno de los diarios más importantes, donde el comerciante dice “Habría que hacerle un monumento a Pinochet porque les dejó las manos libres a los Chicago Boys”.
Un día antes de la frustrada cena se dio a conocer la última de Cencosud, que aún es investigada por la justicia chilena: ingresar a Chile, después del terremoto del 27 F, alimentos y declararlos como ayuda de emergencia para eludir impuestos y derechos de aduana. La mercadería fue finalmente vendida en los supermercados de Paulmann procurándole ganancias millonarias.
Todo este historial puso en tela de juicio no sólo la integridad moral de Paulmann, sino también su actuar comercial. Era imposible que los “Hermanos Grimm” mantuvieran la invitación a su cena anual, cuando se trata de un grupo comprometido con la libertad política y de pensamiento.
Un ejemplo para los parlamentarios chilenos, que graciosamente le concedieron la nacionalidad a este controvertido personaje, con el auspicio entusiasta de su amigo, el ex presidente Lagos.
26 de febrero de 2012
domingo, 26 de febrero de 2012
lunes, 20 de febrero de 2012
LAS DOS CARAS DE LA MONEDA FRENTE AL CONFLICTO DE AYSEN
Pese a la amplitud del movimiento social de Aysén, pese a la transversabilidad de la protesta, pese a la justicia de las demandas, pese al abandono histórico cometido con esta región, el gobierno vuelve a mostrar la bipolaridad a la que nos tiene acostumbrado desde hace ya dos años.
Hinzpeter, el Ministro del Interior, de vuelta de sus vacaciones de las que era dable suponer que volvía más relajado, no dudó en decir que las protestas no se justificaban. Días más tarde, en una voltereta espectacular, se vio obligado a reconocer que podía entender las exigencias, pero descartó políticas especiales para las regiones. Cómo si el Transantiago no fuera una política especial que favorece a los capitalinos.
Longueira, el Ministro de Economía aseguró con desparpajo que el movimiento no tiene ningún asidero. Más aún, cayendo de lleno en especulaciones conspirativas, aseguró que hay otras motivaciones para las protestas y una coordinación desde Santiago.
Horas más tarde, el Ministro General de la Presidencia, Cristián Larroulet dijo todo lo contrario, que las causas del conflicto en Aysén son claras y tienen que ver con el centralismo del país.
Un ministro, dos opiniones. ¿Quién tiene razón el Hinzpeter post vacaciones o el Hinzpeter ya aclimatizado en la capital?
Dos ministros, dos opiniones diametralmente distintas. ¿Quién tiene razón Longueira denunciando conspiraciones desde Santiago o Larroulet que reconoce la importancia de la demanda histórica de mayor descentralización?
El que Aysén haya tenido el año pasado un crecimiento económico cercano al 20%, no significa que sus apenas 106 mil habitantes se beneficien de aquello. A esta altura es ya una estupidez no entender que hay un enorme desequilibrio entre el crecimiento macro de la economía y la vida de los habitantes normales de este país.
En Aysén el aislamiento los persigue día a día, el alto costo de la vida los tiene en la miseria; un sistema de salud deficiente atenta contra su calidad de vida; mientras que la falta de posibilidades de educación media y superior para los jóvenes les coarta su desarrollo
¿Qué santiaguino aguantaría pagar sesenta mil pesos por un balón de gas de 45 kilos ó 1.200 pesos por un litro de bencina?. ¿Se atrevería Hinzpeter y Longueira a hablar de la misma manera cómo lo hacen de los aiseninos si se tratara de santiaguinos?. ¿No demuestran con sus comentarios desatinados, que esa región no les interesa, porque políticamente no tiene peso?. ¿No dicen con sus comentarios que es una región a la que hay explotar, pero las ganancias de esa explotación deben quedar en otra parte?.
Dos nuevos ministros parten ahora a Aysén a conversar después, que el súper negociador Rodrigo Ubilla volviera a Santiago con la cola entre las piernas, sin poder dar ni una sóla respuesta positiva a las demandas de los aiseninos.
Uno de los nuevos negociadores es el Ministro de Salud, Mañalich. Ojala vaya informado y sepa que en Aysén la tasa de suicidios es el doble de la media nacional; que es una región que tiene uno de los más altos índices de embarazo precoz o adolescente; y que más de un tercio de los hogares tiene como jefa a una mujer, con la carga sicológica que ello implica.
Ojala le vaya bien a los negociadores, aunque tengo mis dudas.
El problema de Aysén es mucho más profundo que tratar de atender demandas sectoriales... o de acallar las movilizaciones enviando fuerzas especiales.
Es un problema sistémico, que implica repensar radicalmente la forma de entender el país, sacarse para siempre el chip del centralismo. Y sobre todo pensar e implementar políticas audaces que transforme la regionalización de una consigna demagógica a una realidad que nos permita tener un Chile justo en todas las esquinas de su territorio.
Un primer pasito que el gobierno podría dar, sería comenzar a tomar litio para aminorar el bipolarismo perenne del que sufre.
20 de febrero de 2012
Hinzpeter, el Ministro del Interior, de vuelta de sus vacaciones de las que era dable suponer que volvía más relajado, no dudó en decir que las protestas no se justificaban. Días más tarde, en una voltereta espectacular, se vio obligado a reconocer que podía entender las exigencias, pero descartó políticas especiales para las regiones. Cómo si el Transantiago no fuera una política especial que favorece a los capitalinos.
Longueira, el Ministro de Economía aseguró con desparpajo que el movimiento no tiene ningún asidero. Más aún, cayendo de lleno en especulaciones conspirativas, aseguró que hay otras motivaciones para las protestas y una coordinación desde Santiago.
Horas más tarde, el Ministro General de la Presidencia, Cristián Larroulet dijo todo lo contrario, que las causas del conflicto en Aysén son claras y tienen que ver con el centralismo del país.
Un ministro, dos opiniones. ¿Quién tiene razón el Hinzpeter post vacaciones o el Hinzpeter ya aclimatizado en la capital?
Dos ministros, dos opiniones diametralmente distintas. ¿Quién tiene razón Longueira denunciando conspiraciones desde Santiago o Larroulet que reconoce la importancia de la demanda histórica de mayor descentralización?
El que Aysén haya tenido el año pasado un crecimiento económico cercano al 20%, no significa que sus apenas 106 mil habitantes se beneficien de aquello. A esta altura es ya una estupidez no entender que hay un enorme desequilibrio entre el crecimiento macro de la economía y la vida de los habitantes normales de este país.
En Aysén el aislamiento los persigue día a día, el alto costo de la vida los tiene en la miseria; un sistema de salud deficiente atenta contra su calidad de vida; mientras que la falta de posibilidades de educación media y superior para los jóvenes les coarta su desarrollo
¿Qué santiaguino aguantaría pagar sesenta mil pesos por un balón de gas de 45 kilos ó 1.200 pesos por un litro de bencina?. ¿Se atrevería Hinzpeter y Longueira a hablar de la misma manera cómo lo hacen de los aiseninos si se tratara de santiaguinos?. ¿No demuestran con sus comentarios desatinados, que esa región no les interesa, porque políticamente no tiene peso?. ¿No dicen con sus comentarios que es una región a la que hay explotar, pero las ganancias de esa explotación deben quedar en otra parte?.
Dos nuevos ministros parten ahora a Aysén a conversar después, que el súper negociador Rodrigo Ubilla volviera a Santiago con la cola entre las piernas, sin poder dar ni una sóla respuesta positiva a las demandas de los aiseninos.
Uno de los nuevos negociadores es el Ministro de Salud, Mañalich. Ojala vaya informado y sepa que en Aysén la tasa de suicidios es el doble de la media nacional; que es una región que tiene uno de los más altos índices de embarazo precoz o adolescente; y que más de un tercio de los hogares tiene como jefa a una mujer, con la carga sicológica que ello implica.
Ojala le vaya bien a los negociadores, aunque tengo mis dudas.
El problema de Aysén es mucho más profundo que tratar de atender demandas sectoriales... o de acallar las movilizaciones enviando fuerzas especiales.
Es un problema sistémico, que implica repensar radicalmente la forma de entender el país, sacarse para siempre el chip del centralismo. Y sobre todo pensar e implementar políticas audaces que transforme la regionalización de una consigna demagógica a una realidad que nos permita tener un Chile justo en todas las esquinas de su territorio.
Un primer pasito que el gobierno podría dar, sería comenzar a tomar litio para aminorar el bipolarismo perenne del que sufre.
20 de febrero de 2012
Etiquetas:
Aysén,
bipolaridad,
centralismo,
regionalización
jueves, 10 de noviembre de 2011
LA MUERTE Y LA DONCELLA
(El filme de Polanski)
Hace unos días, en el vetusto teatro Antonio Varas, vi “La Muerte y la Doncella”, protagonizada por Antonia Zegers, Erto Pantoja y César Sepúlveda y dirigida por Moira Miller. Es muy recomendable, aunque creo que la intensidad dramática de la obra, no logró ser traspasada en su total dimensión al público.
Esta pieza chilena de Ariel Dorfman es la que más veces ha sido puesta en escena en el mundo y llevada incluso al cine bajo la dirección de Roman Polanski, con la actuación de Sigourney Weaver.
Escrita en 1990 cuenta la historia de una mujer, Paulina Salas, quien secuestra al médico que años atrás participó en las sesiones de tortura que sufrió a manos de los organismos de seguridad bajo la dictadura de Pinochet. Todo transcurre en pocas horas en una casa frente al mar.
El título de la obra se refiere al cuarteto de cuerdas de Franz Schubert, “La Muerte y la Doncella” (“Der Tod und das Mädchen”), melodía que el torturador de Paulina escuchaba y hacía escuchar a los prisioneros durante los crueles interrogatorios.
¿Fantasía de Dorfman que nos presente en el escenario a una víctima de la dictadura, a su marido comprometido con la democracia y a un torturador, que participó directamente en la represión?.
Para nada. En la obra encontramos al país retratado en una casa. En nuestras calles y plazas, en los cafés, conviven los asesinos y torturadores con las víctimas de la violencia política, que la sufrieron directamente. Conviven también los que día a día durante 17 años vivieron escondidos, excluidos, despedidos de sus trabajos, amenazados, silenciados por el terror.
Una amiga me escribe a raíz de mis recuerdos –en un posteo reciente- sobre los campesinos desaparecidos en Paine, que en ese pueblo se pasean como buenos vecinos sus delatores y sus asesinos… y hasta son saludados con respeto.
No se trata de querer tomarse la justicia por las propias manos, como lo pretende Paulina, lo que se asemeja más a una venganza personal. Pero lo concreto es que en nuestro país el ejercicio de la justicia no ha alcanzado a la inmensa mayoría de los responsables de los crímenes, partiendo por el dictador mismo, quién jamás fue juzgado en Chile.
Hasta hoy la derecha dura de nuestro país apela al olvido y al perdón como fundamento de la unidad nacional. La exigencia majadera de borrón y cuenta nueva sólo permite que las víctimas no sean reparadas en su dignidad y los culpables queden sin castigo.
“La Muerte y la Doncella” nos recuerda con crudeza que jamás hay que quitarle importancia a la memoria histórica.
Los argumentos banales, de quienes apoyaron la dictadura, especialmente los civiles que azuzaron a los militares en sus crímenes, argumentos como “no hay que remover las heridas del pasado” o “eso nos llevará a nuevas divisiones y enfrentamientos”; o el más cínico aún, “ellos fueron los culpables del golpe militar”, sólo pretenden acallar la memoria colectiva y silenciar los crímenes cometidos.
Olvidar, no denunciar, es una forma distinta, pero igualmente efectiva, de seguir castigando a tantas Paulinas Salas, que también caminan por nuestras calles y que quizás muchas veces, se topan en el Tavelli*, como dice la obra, con quienes las torturaron.
10 de noviembre de 2011
*Café con más de 40 años de existencia. Punto de reunión de intelectuales y sobre todo de políticos chilenos.
Hace unos días, en el vetusto teatro Antonio Varas, vi “La Muerte y la Doncella”, protagonizada por Antonia Zegers, Erto Pantoja y César Sepúlveda y dirigida por Moira Miller. Es muy recomendable, aunque creo que la intensidad dramática de la obra, no logró ser traspasada en su total dimensión al público.
Esta pieza chilena de Ariel Dorfman es la que más veces ha sido puesta en escena en el mundo y llevada incluso al cine bajo la dirección de Roman Polanski, con la actuación de Sigourney Weaver.
Escrita en 1990 cuenta la historia de una mujer, Paulina Salas, quien secuestra al médico que años atrás participó en las sesiones de tortura que sufrió a manos de los organismos de seguridad bajo la dictadura de Pinochet. Todo transcurre en pocas horas en una casa frente al mar.
El título de la obra se refiere al cuarteto de cuerdas de Franz Schubert, “La Muerte y la Doncella” (“Der Tod und das Mädchen”), melodía que el torturador de Paulina escuchaba y hacía escuchar a los prisioneros durante los crueles interrogatorios.
¿Fantasía de Dorfman que nos presente en el escenario a una víctima de la dictadura, a su marido comprometido con la democracia y a un torturador, que participó directamente en la represión?.
Para nada. En la obra encontramos al país retratado en una casa. En nuestras calles y plazas, en los cafés, conviven los asesinos y torturadores con las víctimas de la violencia política, que la sufrieron directamente. Conviven también los que día a día durante 17 años vivieron escondidos, excluidos, despedidos de sus trabajos, amenazados, silenciados por el terror.
Una amiga me escribe a raíz de mis recuerdos –en un posteo reciente- sobre los campesinos desaparecidos en Paine, que en ese pueblo se pasean como buenos vecinos sus delatores y sus asesinos… y hasta son saludados con respeto.
No se trata de querer tomarse la justicia por las propias manos, como lo pretende Paulina, lo que se asemeja más a una venganza personal. Pero lo concreto es que en nuestro país el ejercicio de la justicia no ha alcanzado a la inmensa mayoría de los responsables de los crímenes, partiendo por el dictador mismo, quién jamás fue juzgado en Chile.
Hasta hoy la derecha dura de nuestro país apela al olvido y al perdón como fundamento de la unidad nacional. La exigencia majadera de borrón y cuenta nueva sólo permite que las víctimas no sean reparadas en su dignidad y los culpables queden sin castigo.
“La Muerte y la Doncella” nos recuerda con crudeza que jamás hay que quitarle importancia a la memoria histórica.
Los argumentos banales, de quienes apoyaron la dictadura, especialmente los civiles que azuzaron a los militares en sus crímenes, argumentos como “no hay que remover las heridas del pasado” o “eso nos llevará a nuevas divisiones y enfrentamientos”; o el más cínico aún, “ellos fueron los culpables del golpe militar”, sólo pretenden acallar la memoria colectiva y silenciar los crímenes cometidos.
Olvidar, no denunciar, es una forma distinta, pero igualmente efectiva, de seguir castigando a tantas Paulinas Salas, que también caminan por nuestras calles y que quizás muchas veces, se topan en el Tavelli*, como dice la obra, con quienes las torturaron.
10 de noviembre de 2011
*Café con más de 40 años de existencia. Punto de reunión de intelectuales y sobre todo de políticos chilenos.
martes, 8 de noviembre de 2011
LA GRAN REFORMA ENERGETICA DE CHILE
(fotografía de gabriel sanhueza suárez)
Una importante contribución a un debate democrático sobre el desarrollo eléctrico de Chile, acaba de hacer un grupo de organizaciones gremiales, académicos, organizaciones ambientalistas y parlamentarios. Destaca la participación de Ximena Rincón, Antonio Horvath e Isabel Allende entre los congresistas; y de Pedro Maldonado y Antonio Márquez entre los académicos. También de las organizaciones ambientales ciudadanas como Chile Sustentable, Greenpeace, el Instituto de Ecología Política y CODEFF, entre muchas otras.
Después de cinco meses de trabajo, este grupo denominado Comisión Ciudadana Técnico Parlamentaria entregó el pasado 7 de noviembre un documento denominado “Chile necesita una gran reforma energética”, que en 136 páginas presenta un número prioritario de reformas estructurales para la seguridad y sustentabilidad del desarrollo eléctrico chileno.
Se plantea una reforma al mercado eléctrico, la diversificación de la matriz energetica para dar seguridad al desarrollo nacional, la inserción de las energías renovables no convencionales (ERNC), así como el fomento de la eficiencia energética, entre otras.
O sea, lo que hay que hacer para terminar con la crisis que afecta al sector, que se expresa en su alto nivel de contaminación, como producto de la generación a partir de carbón y petcoke. Chile es el segundo país en el mundo, después de China, que más ha aumentado en los últimos años sus emisiones per cápita de gases efecto invernadero.
Crisis que también se enuncia en el elevado precio de la energía; en la inseguridad en el abastecimiento por escasez hídrica pero también por estrechez y congestión en los sistemas de transmisión. Aún la ciudadanía espera saber por qué ocurrió el apagón eléctrico generalizado el pasado mes de septiembre. Quizás no hay explicación porque no tienen idea de lo que pasó. Es la impresión que dejan los cantinfleos* que le escuchamos a las altas autoridades, partiendo por el Ministro de Energía, Rodrigo Álvarez.
Y no por último menos importante, crisis que se manifiesta en las permanentes irregularidades en la aprobación y fiscalización de los sistemas de generación y transmisión, así como en la absoluta concentración y falta de transparencia en el mercado eléctrico. No sólo en las irregularidades para la aprobación del proyecto Hydroaysén, sino también en la construcción de la termoeléctrica de Barrancones y en los mega proyectos térmicos de Castilla, los proyectos Campiche, Alto Maipo, Los Robles y Achibueno, pisoteando la voluntad ciudadana, o sea no respetando los derechos ni las aspiraciones de la sociedad chilena.
Contrasta la diversidad de este grupo, que ha hecho un trabajo inédito, que busca cambiar el paradigma eléctrico vigente insustentable y poco democrático, con la turbiedad que muestra la Comisión Asesora para el Desarrollo Eléctrico, CADE, creada el 3 de mayo por el presidente Sebastián Piñera, presionado por las impresionantes movilizaciones ciudadanas. Este grupo de 15 técnicos, en su gran mayoría ex directivos o ex ministros de energía, reciclados en consultores de los consorcios eléctricos dominantes, no ha presentado hasta hoy ni una sola línea de su trabajo.
En fin, “Chile necesita una gran reforma energética” es un documento lleno de propuestas, que ojala los chilenos conozcan y exijan al congreso y al gobierno que se concreten para avanzar a un desarrollo eléctrico justo, limpio, seguro y sustentable.
8 de noviembre de 2011
*Hablar sin decir nada. Decir incoherencias. Viene de Cantinflas, personaje creado por el cómico mexicano Mario Moreno.
Una importante contribución a un debate democrático sobre el desarrollo eléctrico de Chile, acaba de hacer un grupo de organizaciones gremiales, académicos, organizaciones ambientalistas y parlamentarios. Destaca la participación de Ximena Rincón, Antonio Horvath e Isabel Allende entre los congresistas; y de Pedro Maldonado y Antonio Márquez entre los académicos. También de las organizaciones ambientales ciudadanas como Chile Sustentable, Greenpeace, el Instituto de Ecología Política y CODEFF, entre muchas otras.
Después de cinco meses de trabajo, este grupo denominado Comisión Ciudadana Técnico Parlamentaria entregó el pasado 7 de noviembre un documento denominado “Chile necesita una gran reforma energética”, que en 136 páginas presenta un número prioritario de reformas estructurales para la seguridad y sustentabilidad del desarrollo eléctrico chileno.
Se plantea una reforma al mercado eléctrico, la diversificación de la matriz energetica para dar seguridad al desarrollo nacional, la inserción de las energías renovables no convencionales (ERNC), así como el fomento de la eficiencia energética, entre otras.
O sea, lo que hay que hacer para terminar con la crisis que afecta al sector, que se expresa en su alto nivel de contaminación, como producto de la generación a partir de carbón y petcoke. Chile es el segundo país en el mundo, después de China, que más ha aumentado en los últimos años sus emisiones per cápita de gases efecto invernadero.
Crisis que también se enuncia en el elevado precio de la energía; en la inseguridad en el abastecimiento por escasez hídrica pero también por estrechez y congestión en los sistemas de transmisión. Aún la ciudadanía espera saber por qué ocurrió el apagón eléctrico generalizado el pasado mes de septiembre. Quizás no hay explicación porque no tienen idea de lo que pasó. Es la impresión que dejan los cantinfleos* que le escuchamos a las altas autoridades, partiendo por el Ministro de Energía, Rodrigo Álvarez.
Y no por último menos importante, crisis que se manifiesta en las permanentes irregularidades en la aprobación y fiscalización de los sistemas de generación y transmisión, así como en la absoluta concentración y falta de transparencia en el mercado eléctrico. No sólo en las irregularidades para la aprobación del proyecto Hydroaysén, sino también en la construcción de la termoeléctrica de Barrancones y en los mega proyectos térmicos de Castilla, los proyectos Campiche, Alto Maipo, Los Robles y Achibueno, pisoteando la voluntad ciudadana, o sea no respetando los derechos ni las aspiraciones de la sociedad chilena.
Contrasta la diversidad de este grupo, que ha hecho un trabajo inédito, que busca cambiar el paradigma eléctrico vigente insustentable y poco democrático, con la turbiedad que muestra la Comisión Asesora para el Desarrollo Eléctrico, CADE, creada el 3 de mayo por el presidente Sebastián Piñera, presionado por las impresionantes movilizaciones ciudadanas. Este grupo de 15 técnicos, en su gran mayoría ex directivos o ex ministros de energía, reciclados en consultores de los consorcios eléctricos dominantes, no ha presentado hasta hoy ni una sola línea de su trabajo.
En fin, “Chile necesita una gran reforma energética” es un documento lleno de propuestas, que ojala los chilenos conozcan y exijan al congreso y al gobierno que se concreten para avanzar a un desarrollo eléctrico justo, limpio, seguro y sustentable.
8 de noviembre de 2011
*Hablar sin decir nada. Decir incoherencias. Viene de Cantinflas, personaje creado por el cómico mexicano Mario Moreno.
jueves, 27 de octubre de 2011
LOS ASESINOS PASEAN POR PAINE
(Memorial a los 22 campesinos de Paine)
La primera vez que escuché del asesinato de los campesinos de Paine, fue en Berlín, de boca del “Campecha”. Era una noche de juerga y ya medios tomados habíamos terminado en un bar pidiendo cervezas, más por impulso automático, que por ganas.
Al “Campecha” le decían así porque era campesino. De esos que vivieron la Reforma Agraria iniciada en el gobierno de Eduardo Frei Montalva y profundizada durante la Unidad Popular. Era un “asentado”*. Nunca ocultó su origen campesino y se reía de los exiliados como yo, que comíamos las empanadas con cuchillo y tenedor y no le hacíamos mucho al arrollado huaso,** que el mismo preparaba en su casa.
Esa noche, durante horas me relató cómo inmediatamente después del golpe se había desatado el terror en la zona. Civiles de extrema derecha, acompañados de carabineros y militares tomaban venganza buscando y asesinando a dirigentes campesinos. El miedo se expandía, sobre todo al caer la oscuridad, en las pequeñas localidades de Paine, Hospital, Chada, Huelquen, el Vínculo, Pintué, Laguna de Aculeo…
Lo increíble era que los civiles, lista en mano, guiaban a los uniformados por los asentamientos, entregando nombres y muchas veces participando directamente en las detenciones y los crímenes.
En el mes de octubre de 73, el día 16 exactamente , militares apoyados por civiles se llevaron a 22 personas del asentamiento 24 de Abril, conocido desde entonces como “El Callejón de las Viudas”,*** porque allí todas mujeres perdieron a sus hombres luego de aquella noche maldita.
Confieso que en ese bar de mala muerte en Kreuzberg, no le creí al Campecha lo de tanto asesinato. Instintivamente pensé que en el exilio las historias de lo sufrido aumentaban proporcionalmente a la distancia del terruño. Sólo años más tarde, corroboré que Paine tiene el mayor número de ejecutados y desaparecidos de Chile, en proporción a sus habitantes.
"Campecha”, logró escapar por milagro de todas esas redadas y no sé cómo llegó exiliado a Berlín, trabajando siempre en las cocinas oscuras de distintos restaurantes y pizzerías. Añorando siempre los tiempos de dignidad y orgullo que tuvo cuando le entregaron las tierras que hasta entonces pertenecían a latifundistas de la zona, muchos de ellos convertidos después del golpe en asesinos. Y lo que es peor, asesinos impunes que hasta hoy caminan por las calles de Paine.
26 de octubre de 2011
*Asentamiento era una etapa transitoria social y económica de la organización campesina para explotar la tierra expropiada, hasta que se les destinaba definitivamente.
**Carne de cerdo cocida y aderezada acomodada en un rollo amarrado con cordel.
*** Ver “El Callejón de las Viudas”, de Ruby Weitzel. Editorial Planeta.
La primera vez que escuché del asesinato de los campesinos de Paine, fue en Berlín, de boca del “Campecha”. Era una noche de juerga y ya medios tomados habíamos terminado en un bar pidiendo cervezas, más por impulso automático, que por ganas.
Al “Campecha” le decían así porque era campesino. De esos que vivieron la Reforma Agraria iniciada en el gobierno de Eduardo Frei Montalva y profundizada durante la Unidad Popular. Era un “asentado”*. Nunca ocultó su origen campesino y se reía de los exiliados como yo, que comíamos las empanadas con cuchillo y tenedor y no le hacíamos mucho al arrollado huaso,** que el mismo preparaba en su casa.
Esa noche, durante horas me relató cómo inmediatamente después del golpe se había desatado el terror en la zona. Civiles de extrema derecha, acompañados de carabineros y militares tomaban venganza buscando y asesinando a dirigentes campesinos. El miedo se expandía, sobre todo al caer la oscuridad, en las pequeñas localidades de Paine, Hospital, Chada, Huelquen, el Vínculo, Pintué, Laguna de Aculeo…
Lo increíble era que los civiles, lista en mano, guiaban a los uniformados por los asentamientos, entregando nombres y muchas veces participando directamente en las detenciones y los crímenes.
En el mes de octubre de 73, el día 16 exactamente , militares apoyados por civiles se llevaron a 22 personas del asentamiento 24 de Abril, conocido desde entonces como “El Callejón de las Viudas”,*** porque allí todas mujeres perdieron a sus hombres luego de aquella noche maldita.
Confieso que en ese bar de mala muerte en Kreuzberg, no le creí al Campecha lo de tanto asesinato. Instintivamente pensé que en el exilio las historias de lo sufrido aumentaban proporcionalmente a la distancia del terruño. Sólo años más tarde, corroboré que Paine tiene el mayor número de ejecutados y desaparecidos de Chile, en proporción a sus habitantes.
"Campecha”, logró escapar por milagro de todas esas redadas y no sé cómo llegó exiliado a Berlín, trabajando siempre en las cocinas oscuras de distintos restaurantes y pizzerías. Añorando siempre los tiempos de dignidad y orgullo que tuvo cuando le entregaron las tierras que hasta entonces pertenecían a latifundistas de la zona, muchos de ellos convertidos después del golpe en asesinos. Y lo que es peor, asesinos impunes que hasta hoy caminan por las calles de Paine.
26 de octubre de 2011
*Asentamiento era una etapa transitoria social y económica de la organización campesina para explotar la tierra expropiada, hasta que se les destinaba definitivamente.
**Carne de cerdo cocida y aderezada acomodada en un rollo amarrado con cordel.
*** Ver “El Callejón de las Viudas”, de Ruby Weitzel. Editorial Planeta.
sábado, 22 de octubre de 2011
UN GOBIERNO ANACOLUTO
(foto de gabriel sanhueza suárez)
Dentro de las diferentes definiciones de anacoluto, está la de apartarse del tema central o meollo de la conversación. Esto dilata el discurso y lo hace insustancial. En Chile decimos que la persona que comete anacoluto acostumbra a “irse por las ramas”.
Piñera y sus ministros lo hacen a cada rato. No se atienen a lo troncal del asunto y malgastan tiempo y energías dándole más importancia a cuestiones colaterales o secundarias. O sea terminan hablando de algo que no tiene nada que ver.
El vocero de gobierno Andrés Chadwick acusa al movimiento estudiantil, cuando este habla de poner fin al lucro, de ultra e intransigente, que su objetivo es la violencia. Le preguntan por el inmenso apoyo con que cuentan los jóvenes y responde hablando de los encapuchados.
La verdad es que los únicos ultras están en el Gobierno y son los que defiende el lucro, la permanencia de la banca privada y el sistema financiero en la educación. O sea, los intereses corporativos y económicos de un minoritario grupo empresarial.
Chadwick se va por las ramas e indirectamente trata también de ultra a la inmensa mayoría de los chilenos que quieren hacer transformaciones de fondo e incluso a la UNESCO y a la ONU. También a la OCDE y al mismísimo FMI, instituciones que hasta ayer adoraba y que hoy sataniza.
Otro que salta de rama en rama es el Ministro de Educación Felipe Bulnes, quien con su frase “con los impuestos de los más pobres no podemos pagar la educación de los más ricos” es el hazmerreir del país.
Todos saben que en Chile los que pagan más impuestos son los pobres y los que se benefician son los ricos. El ministro se arranca de lo troncal, que es la reforma tributaria, y defiende a los ricos a quienes les conviene pagar aranceles universitarios en vez de pagar impuestos.
Y hasta el Presidente Piñera se sube a los árboles cuando aparece en la tele, diciéndoles a los estudiantes que se dejen de molestar porque Chile está de duelo por la caída del avión FACH en Juan Fernández. ¿Qué tiene que ver un movimiento social mayoritario por la educación pública con una tragedia que se produjo por la irresponsabilidad de quienes autorizaron el vuelo?
“Becas para el 40% más pobres” es de nuevo una mentira del gobierno.
La matrícula de educación superior en Chile alcanza a casi un millón. De los cuales, 950 mil vienen de familias con ingresos inferiores a 500 mil pesos. O sea son pobres. En Chile sólo el 5% pueden pagar los altos aranceles. El resto debe endeudarse.
¿Cómo van a pagar la educación de dos hijos con aranceles cercanos a los 250 mil pesos por cada uno? Si van a la universidad simplemente la familia se queda sin comer.
Los estudiantes hablan de educación pública, de recuperarla como un derecho y el gobierno desde su árbol, de capitán a paje, o sea de Piñera hasta Labbe, ni hablar del paje Estay, responde encapuchando y criminalizando el movimiento.
Que el gobierno se vaya por las ramas, recuerda al gato asustado que sube al árbol y después le da miedo bajar. En estos casos se recomienda llamar a los bomberos para que ayuden. Que no es lo mismo que llamar a los carabineros.
El único peligro es que si no baja luego de las ramas, igual que los felinos, comenzará a desecarse. De hecho, el gobierno ya sólo tiene un 22% de apoyo ciudadano y se observan los primeros síntomas de deshidratación: falta de fuerza, disminución del rendimiento y sobre todo fatiga mental.
22 de octubre de 2011
Dentro de las diferentes definiciones de anacoluto, está la de apartarse del tema central o meollo de la conversación. Esto dilata el discurso y lo hace insustancial. En Chile decimos que la persona que comete anacoluto acostumbra a “irse por las ramas”.
Piñera y sus ministros lo hacen a cada rato. No se atienen a lo troncal del asunto y malgastan tiempo y energías dándole más importancia a cuestiones colaterales o secundarias. O sea terminan hablando de algo que no tiene nada que ver.
El vocero de gobierno Andrés Chadwick acusa al movimiento estudiantil, cuando este habla de poner fin al lucro, de ultra e intransigente, que su objetivo es la violencia. Le preguntan por el inmenso apoyo con que cuentan los jóvenes y responde hablando de los encapuchados.
La verdad es que los únicos ultras están en el Gobierno y son los que defiende el lucro, la permanencia de la banca privada y el sistema financiero en la educación. O sea, los intereses corporativos y económicos de un minoritario grupo empresarial.
Chadwick se va por las ramas e indirectamente trata también de ultra a la inmensa mayoría de los chilenos que quieren hacer transformaciones de fondo e incluso a la UNESCO y a la ONU. También a la OCDE y al mismísimo FMI, instituciones que hasta ayer adoraba y que hoy sataniza.
Otro que salta de rama en rama es el Ministro de Educación Felipe Bulnes, quien con su frase “con los impuestos de los más pobres no podemos pagar la educación de los más ricos” es el hazmerreir del país.
Todos saben que en Chile los que pagan más impuestos son los pobres y los que se benefician son los ricos. El ministro se arranca de lo troncal, que es la reforma tributaria, y defiende a los ricos a quienes les conviene pagar aranceles universitarios en vez de pagar impuestos.
Y hasta el Presidente Piñera se sube a los árboles cuando aparece en la tele, diciéndoles a los estudiantes que se dejen de molestar porque Chile está de duelo por la caída del avión FACH en Juan Fernández. ¿Qué tiene que ver un movimiento social mayoritario por la educación pública con una tragedia que se produjo por la irresponsabilidad de quienes autorizaron el vuelo?
“Becas para el 40% más pobres” es de nuevo una mentira del gobierno.
La matrícula de educación superior en Chile alcanza a casi un millón. De los cuales, 950 mil vienen de familias con ingresos inferiores a 500 mil pesos. O sea son pobres. En Chile sólo el 5% pueden pagar los altos aranceles. El resto debe endeudarse.
¿Cómo van a pagar la educación de dos hijos con aranceles cercanos a los 250 mil pesos por cada uno? Si van a la universidad simplemente la familia se queda sin comer.
Los estudiantes hablan de educación pública, de recuperarla como un derecho y el gobierno desde su árbol, de capitán a paje, o sea de Piñera hasta Labbe, ni hablar del paje Estay, responde encapuchando y criminalizando el movimiento.
Que el gobierno se vaya por las ramas, recuerda al gato asustado que sube al árbol y después le da miedo bajar. En estos casos se recomienda llamar a los bomberos para que ayuden. Que no es lo mismo que llamar a los carabineros.
El único peligro es que si no baja luego de las ramas, igual que los felinos, comenzará a desecarse. De hecho, el gobierno ya sólo tiene un 22% de apoyo ciudadano y se observan los primeros síntomas de deshidratación: falta de fuerza, disminución del rendimiento y sobre todo fatiga mental.
22 de octubre de 2011
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martes, 11 de octubre de 2011
HELMUT FRENZ: UN IMPRESCINDIBLE VUELVE A CHILE
(foto dw-world.de
El sábado pasado un amigo me contó que los restos de Helmut Frenz*, obispo luterano defensor inclaudicable de los derechos humanos bajo la dictadura, vendrán a Chile, país donde él quería ser enterrado. Sus cenizas descansarán en Villa Grimaldi**. Será entonces la oportunidad de hacerle un agradecimiento masivo a este héroe de la paz.
Me meto a la página web de la Embajada de Alemania en Santiago, para ver si puedo confirmar la noticia.
No encuentro nada, ni siquiera una línea de su deceso ocurrido en Alemania hace un mes atrás. Menos aún un reconocimiento. Parece que no era muy querido por esos lares, tanto así que le negaron su pasaporte alemán argumentando que ya no tenía esa nacionalidad por haber recibido el 2007 la chilena, por especial gracia.
Conocí a Helmut en Concepción en 1970. Lo volví a encontrar en Santiago en la calle Santa Mónica, donde funcionaba el más tarde llamado Comité Pro Paz, que él presidía. Hasta ahí llegábamos a dejar informaciones sobre las violaciones a los derechos humanos que recogíamos en las poblaciones, para que fueran conocidas en el mundo. Camuflados como distribuidores de productos para los boliches, hoy elevados por nuestra siutiquería a la categoría de “minimarket”, nos movíamos con sigilo en una citroneta de origen dudoso y nos enterábamos de las atrocidades que los militares cometían en los barrios pobre de mí país.
En la noche, provistos de una máquina de escribir, de esas que aceptaban hojas de calco y donde te podías atrapar un dedo, redactábamos nuestros informes. De mañana partíamos a Santa Mónica, siempre repleta de personas tristes, sobre todo mujeres, en busca de un familiar desaparecido o de una esperanza de sacar fuera del país a un perseguido en peligro de muerte.
Eran tiempos de hablar quedo, de caras empalidecidas por un terror oscuro, de manos trémulas. Pero era también un tiempo de gran solidaridad y valentía, de quienes, por ejemplo, nos cobijaban por días en sus casas humildes, cuando no teníamos domicilio fijo.
En esa atmosfera de terror, Frenz y el Comité Pro Paz, eran como un faro de esperanza y fortaleza. Las organizaciones de derechos humanos dicen hoy, que lograron salvar a unos siete mil chilenos.
Helmut era tuerto. Había perdido el ojo derecho siendo niño durante un bombardeo en Berlín. Podría decirse con justicia que tenía una visión de izquierda, amplia y profunda. Mucho más que todos aquellos, que con sus dos ojos bien puestos, preferían cerrarlos para no querer ver el terror que el golpe había desencadenado en este país.
11 de octubre de 2011
*Mi Vida Chilena. Editorial Lom. Santiago de Chile. 2006.
** Siniestro centro de tortura de la dictadura, donde fueron asesinados decenas de hombres y mujeres. Hoy convertido en un Parque de la Paz
El sábado pasado un amigo me contó que los restos de Helmut Frenz*, obispo luterano defensor inclaudicable de los derechos humanos bajo la dictadura, vendrán a Chile, país donde él quería ser enterrado. Sus cenizas descansarán en Villa Grimaldi**. Será entonces la oportunidad de hacerle un agradecimiento masivo a este héroe de la paz.
Me meto a la página web de la Embajada de Alemania en Santiago, para ver si puedo confirmar la noticia.
No encuentro nada, ni siquiera una línea de su deceso ocurrido en Alemania hace un mes atrás. Menos aún un reconocimiento. Parece que no era muy querido por esos lares, tanto así que le negaron su pasaporte alemán argumentando que ya no tenía esa nacionalidad por haber recibido el 2007 la chilena, por especial gracia.
Conocí a Helmut en Concepción en 1970. Lo volví a encontrar en Santiago en la calle Santa Mónica, donde funcionaba el más tarde llamado Comité Pro Paz, que él presidía. Hasta ahí llegábamos a dejar informaciones sobre las violaciones a los derechos humanos que recogíamos en las poblaciones, para que fueran conocidas en el mundo. Camuflados como distribuidores de productos para los boliches, hoy elevados por nuestra siutiquería a la categoría de “minimarket”, nos movíamos con sigilo en una citroneta de origen dudoso y nos enterábamos de las atrocidades que los militares cometían en los barrios pobre de mí país.
En la noche, provistos de una máquina de escribir, de esas que aceptaban hojas de calco y donde te podías atrapar un dedo, redactábamos nuestros informes. De mañana partíamos a Santa Mónica, siempre repleta de personas tristes, sobre todo mujeres, en busca de un familiar desaparecido o de una esperanza de sacar fuera del país a un perseguido en peligro de muerte.
Eran tiempos de hablar quedo, de caras empalidecidas por un terror oscuro, de manos trémulas. Pero era también un tiempo de gran solidaridad y valentía, de quienes, por ejemplo, nos cobijaban por días en sus casas humildes, cuando no teníamos domicilio fijo.
En esa atmosfera de terror, Frenz y el Comité Pro Paz, eran como un faro de esperanza y fortaleza. Las organizaciones de derechos humanos dicen hoy, que lograron salvar a unos siete mil chilenos.
Helmut era tuerto. Había perdido el ojo derecho siendo niño durante un bombardeo en Berlín. Podría decirse con justicia que tenía una visión de izquierda, amplia y profunda. Mucho más que todos aquellos, que con sus dos ojos bien puestos, preferían cerrarlos para no querer ver el terror que el golpe había desencadenado en este país.
11 de octubre de 2011
*Mi Vida Chilena. Editorial Lom. Santiago de Chile. 2006.
** Siniestro centro de tortura de la dictadura, donde fueron asesinados decenas de hombres y mujeres. Hoy convertido en un Parque de la Paz
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Villa Grimaldi
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